El Ojo Lunar
La primera vez que lo noté fue una noche de luna llena. Un brillo plateado inundaba mi habitación, y el reflejo en el cristal de la ventana… no era el paisaje nocturno. Era un ojo. Inmenso, frío, observándome con una intensidad que me caló hasta los huesos. ![]()
Al principio, pensé que era el cansancio, el estrés del trabajo. Pero cada noche, ahí estaba. El ojo lunar, inmutable, vigilante. Su pupila se dilataba y contraía lentamente, como si analizara cada uno de mis movimientos. ![]()
Intenté ignorarlo, cerrar las cortinas, dormir con la luz encendida. Nada funcionaba. El ojo siempre encontraba una forma de mirarme, filtrándose a través de las rendijas, reflejándose en el brillo de la televisión, incluso en el agua de mi vaso. ![]()
Comencé a sentirme observado constantemente, una sensación de paranoia que me consumía. Mis amigos y familiares notaron mi cambio, mi nerviosismo, mis ojeras. Me decían que necesitaba descansar, que estaba imaginando cosas. Pero yo sabía lo que veía.
Una noche, decidí enfrentarlo. Me acerqué a la ventana, con el corazón latiendo a mil por hora. El ojo lunar me devolvió la mirada, sin parpadear. Sentí una presión en la cabeza, como si algo intentara entrar en mi mente. ![]()
Entonces, vi algo más. En el reflejo del ojo, no solo estaba mi habitación, sino también… otros lugares. Pasillos oscuros, habitaciones vacías, rostros pálidos y distorsionados. Era como si el ojo fuera una ventana a otra realidad, una realidad oscura y aterradora. ![]()
Descubrí que la casa donde vivía había sido construida sobre un antiguo cementerio. Leyendas locales hablaban de un ser ancestral, una entidad lunar que se alimentaba de las emociones de los vivos. El ojo era su forma de conectarse con el mundo, de elegir a sus víctimas. ![]()
Cada noche, el ojo se acercaba más, su mirada más penetrante. Sentía que mi cordura se desvanecía, que me estaba convirtiendo en parte de esa otra realidad. Intenté escapar, huir de la casa, pero era inútil. El ojo me seguía, reflejándose en cada superficie, acechándome en cada sombra.
Una noche, me desperté y el ojo estaba dentro de mi habitación. No en el reflejo de la ventana, sino flotando en el aire, frente a mi cama. Su pupila se abrió por completo, revelando un vacío infinito. Y entonces, sentí que me arrastraban hacia él, hacia la oscuridad, hacia la locura. ![]()
Nunca más se supo de mí. Algunos dicen que me volví loco y me internaron en un manicomio. Otros, que simplemente desaparecí, absorbido por el ojo lunar. Pero si alguna vez te encuentras mirando la luna llena, y sientes que algo te observa desde el reflejo de tu ventana… recuerda mi historia. Y cierra las cortinas. ![]()
